Playbook de Comunidad
Cómo construir una comunidad que te ayude a crecer, basado en lo que aprendí construyendo la comunidad de Growth Rockstar.
Una comunidad bien construida no es una simple táctica o un canal más. Es algo que (bien ejecutado) conecta todas las palancas del negocio.
Te ayuda a adquirir (porque los miembros traen a otros), a activar (porque aprendes a usar el producto con más personas), y a retener (porque te da una razón más para continuar usando el producto). Todo en uno.
Sin ir más lejos, hoy veo empresas como Cursor, Clay o Notion —productos enormes, con valuaciones de unicornio — que están creciendo alrededor de comunidades.
En este artículo voy a compartir el playbook que usamos en Growth Rockstar para construir una comunidad que realmente funciona. Qué hicimos bien, en qué nos equivocamos, y qué aprendimos en el camino.
Pero antes, entendamos por qué esto es importante.
Por qué construir una comunidad
Las startups se obsesionan con escalar producto, marketing y ventas. Y sí, todo eso importa. Pero también todo eso es fácil de copiar. El diseño, los mensajes, hasta parte del código… cualquiera con tiempo y recursos los puede replicar.
Una comunidad, en cambio, no te la pueden robar.
Y eso no es solo diferencial. También es estratégico.
Una comunidad te da algo que ningún otro canal te ofrece: acceso directo al cerebro de tus usuarios. Ellos te dan feedback, se ayudan entre sí, cada interacción suma valor para todos los que están adentro, y eso hace que más personas quieran participar.
Ese es el verdadero "flywheel de comunidad": más miembros → más interacción → más valor → más miembros.
En “términos Growth Rockstar”, una comunidad te aporta un efecto de red!
Muchos subestiman el valor de una comunidad. La ven como algo secundario. Pero las comunidades que funcionan no son un extra, o una feature. Son parte central de la propuesta de valor.
Qué tienen en común las comunidades que funcionan
Cuando la gente piensa en una comunidad, imagina un lugar donde se junta mucha gente y listo. Pero eso no es una comunidad. O al menos, no una que funcione. Una comunidad real es como un marketplace: para que funcione, necesitas dos cosas.
Gente que genere valor (posteando, respondiendo, compartiendo).
Gente que consuma ese valor (leyendo, aprendiendo, absorbiendo).
Y lo más importante: tiene que haber un balance entre ambos lados. Si nadie genera valor, no hay nada que consumir. Y si nadie consume, los que aportan valor se cansan.
Pero si ese balance se da, se genera un círculo virtuoso. Los que consumen empiezan a aportar. Los que aportan, reciben reconocimiento. Y la rueda empieza a girar.
Ahora, para que ese efecto de red cruzado funcione, se tienen que dar cuatro cosas:
Identidad: Todos saben por qué están ahí y qué los une.
Confianza: La gente se anima a compartir sin miedo al prejuicio.
Participación: Siempre hay acción.
Recompensa: Los que aportan sienten que vale la pena (status, reconocimiento, dinero, etc)
Cuando estas cuatro cosas están presentes, el efecto de red se activa. Y funciona como un ciclo (o mejor dicho, como un loop! 😀).
Primero, ayudas a que cada persona entienda su identidad dentro de la comunidad. Eso genera confianza. La confianza habilita la participación. La participación se recompensa. Y esa recompensa refuerza su identidad dentro del grupo. Así se cierra el loop. Así se sostiene y escala una comunidad.
Ahora que ya entendimos qué hace que una comunidad funcione, veamos cómo se pone en práctica. Paso a paso.
Cómo activar tu comunidad desde cero (playbook de Growth Rockstar)
Una comunidad no se activa sola. Y menos al principio. Acá te cuento cómo lo hicimos nosotros, paso a paso.
1. Definir por qué existe tu comunidad (y para quién es)
Una comunidad no puede existir solo para hacer crecer tu empresa. Si ese es el objetivo principal, ya empezaste mal!
Una comunidad tiene que existir para aportar valor a las personas. Para ayudarlas a aprender, a resolver problemas, a sentirse parte de algo. Si eso está claro desde el inicio, entonces sí puede convertirse en una palanca de crecimiento.
Para eso tienes que tener en claro a quienes vas a reunir y qué valor se va a generar en el espacio. Una comunidad es un espacio que resuelve algo concreto para un grupo de personas.
En Growth Rockstar comenzamos usando nuestra comunidad como un canal más para anuncios, fechas de cursos y posteos nuestros. Hasta que nos dimos cuenta de que no funcionaba. Porque si el espacio no le sirve primero a la gente, no sirve para nadie.
Hoy la comunidad busca algo mucho más claro: que los mejores perfiles tech de Latinoamérica se conecten, compartan lo que saben y se ayuden entre ellos a crecer.
2. Elegir bien la plataforma
Elegir la plataforma no es un detalle técnico. Es una decisión estratégica. Tiene que estar alineada con el tipo de experiencia que quieres generar, con la forma en que tu comunidad se comunica, y con el producto o servicio que estás construyendo.
Por ejemplo, en Growth Rockstar al inicio creamos la comunidad en Slack. Pero no funcionó. La gente no interactuaba y todo se perdía rápido. Conversaban en Slack pero realizaban los cursos en otra plataforma…
Entonces entendimos que tenía más sentido integrar la comunidad en Circle, y conseguimos que la red de personas y el contenido se junten en el mismo lugar.

Migramos a Circle justo antes de lanzar una nueva edición. Los alumnos ya estaban navegando la plataforma para hacer el curso, así que interactuar en la comunidad se volvió algo natural. Comentaban más, preguntaban más y las conversaciones se conectaban con lo que estaban aprendiendo.
Luego, seguimos trayendo a nuestra red de alumnos y mentores a la nueva plataforma, y esa es la experiencia hoy en día.
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3. Buscar a tus primeros impulsores de la comunidad
Lo que necesitas para iniciar una comunidad es una red mínima de personas que puedan activar las primeras conversaciones con valor real…